La osteoporosis es una “enfermedad esquelética sistémica progresiva caracterizada por baja masa ósea y deterioro microarquitectónico del tejido óseo, con el consiguiente aumento de la fragilidad ósea y del riesgo de fractura” (7). En este desorden esquelético existe un compromiso en la fortaleza del hueso, dicha fortaleza refleja la integración de dos factores principales: densidad y calidad óseas.
Se desarrolla como una enfermedad silenciosa hasta que se presenta su principal complicación: las fracturas; Los sitios de fracturas más comunes son las vértebras, el fémur proximal (cadera) y el antebrazo distal (muñeca) (5); y es precisamente en dicha complicación donde radica su importancia clínica ya que las fracturas osteoporóticas a menudo causan dolor, deformidad, disminución de la movilidad y pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de un paciente.
Es una enfermedad común principalmente entre mujeres posmenopáusicas , sin embargo puede presentarse también en hombres. Así mismo, puede ser secundaria a otras patologías o al consumo de medicamentos, entre otros.
Prevención
La prevención cobra un valor crucial dado todo lo que conlleva el desarrollo de la enfermedad y sus complicaciones, que pueden presentarse incluso en rango de osteopenia, ya que existe un riesgo aumentado de fracturas en pacientes con esta condición y una buena proporción de fracturas patológicas se presentan en estos pacientes.
Existen tres pilares fundamentales en la prevención. El primero hace referencia a maximizar la masa ósea, lo que se refiere a alcanzar el pico más alto posible de masa ósea. Esto se puede lograr mediante estilo de vida saludable en los años de formación del hueso, especialmente en la adolescencia, acompañado de actividad física regular, cesación de consumo de tabaco y consumo bajo de alcohol. Cabe resaltar que estas intervenciones, que se desarrollarán con mayor profundidad más adelante, son igualmente efectivas como parte del segundo pilar, el cual corresponde a minimizar la pérdida ósea. Posteriormente, el tercer pilar corresponde a la prevención de caídas, dado que la mayoría de fracturas ocurren con algún impacto en el hueso. (11)
Nutrición
La nutrición juega un papel importante tanto al maximizar la masa ósea, como para minimizar la pérdida ósea. Las diferentes sociedades científicas a través de guías de práctica clínica recomiendan una buena nutrición especialmente desde la infancia hasta la adolescencia, con especial atención en la ingesta diaria adecuada de calcio y vitamina D. Con una ingesta de calcio en adultos que oscila entre 700 a 1.500 mg/día y en niños de 3 a 8 años de edad 800 mg/día y de 9 a 17 años 1.300 mg al día.
Se hace especial énfasis en que dichos requerimientos pueden ser alcanzados con una alimentación balanceada en la mayoría de la población, excepto en pacientes de riesgo, como lo son aquellos que sufren de síndromes mal absortivos (enfermedad celíaca) u otras enfermedades intestinales, tales como enfermedad inflamatoria intestinal, derivación gástrica, insuficiencia renal crónica, entre otras patologías que se relacionan especialmente con niveles bajos de vitamina D.
Es en este sentido, en el que se puede cuestionar si los suplementos de calcio y vitamina D son necesarios para la prevención de osteoporosis y de fracturas relacionadas. La información al respecto es controversial, ya que se ha planteado que el aumento en la ingesta de calcio, ya sea a través de la dieta o en forma de suplementos, da como resultado pequeños incrementos en la densidad mineral ósea, sin embargo la administración de suplementos de calcio se asocia con mayor riesgo de nefrolitiasis y efectos secundarios gastrointestinales.
Actividad Física
Por otra parte, otra estrategia de prevención corresponde a la actividad física. El instituto Nacional de Salud de EEUU aconseja iniciarlo temprano en la vida, ya que aumenta el pico de masa ósea, sin embargo recomiendan realizarlo igualmente en personas mayores, incluso refieren que en mayores de 90 años aumenta masa y fuerza musculares, mejora la funcionalidad y pérdida de independencia, lo que contribuye a la calidad de vida. (4) Las guías concilian en recomendar el levantamiento de peso y fortalecimiento muscular, utilizando carga y contra resistencia como el ejercicio de elección, al menos 30 minutos al día, y refieren que esta actividad aumenta la densidad mineral axial 1 a 3% anual. Asimismo, el II Consenso Nacional de Osteoporosis de nuestro país recomienda que personas con osteoporosis establecida, deben ser valoradas por deportología para la implementación de un plan de actividad física como parte del manejo integral de estos pacientes.
Es así, como la actividad física, debe ser recomendada a todos los pacientes, de acuerdo a sus capacidades, empezando temprano en la vida, no únicamente a pacientes en riesgo, sino como una estrategia universal, por los amplios beneficios que posee para la salud no solo a nivel del aparato esquelético, sino a nivel general.
Prevención de Caídas
Adicionalmente, como parte de los 3 pilares de la prevención, se debe evaluar el riesgo de caídas y realizar las intervenciones necesarias para disminuir dicho riesgo. Algunas medidas que se deben tomar incluyen la evaluación de la seguridad del hogar ejercicios de entrenamiento de equilibrio, corrección de insuficiencia de vitamina D, evitar medicamentos depresores del sistema nervioso central, controlar cuidadosamente la medicación antihipertensiva y realizar corrección visual cuando sea necesario (4) ya que de esta manera, se está buscando minimizar la probabilidad de una caída con la consiguiente fractura patológica que ésta puede causar.
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