En las tierras sureñas de Chiapas, cercanas a la frontera con Guatemala, la violencia desatada entre cárteles ha vuelto a teñir de desesperación las vidas de decenas de familias. En esta semana, estas familias se vieron obligadas a abandonar precipitadamente sus hogares, llevando consigo apenas lo esencial, en busca de refugio en localidades cercanas. El futuro de su regreso a casa permanece envuelto en la incertidumbre.
Desde la seguridad de Comitán, ciudad que alberga a aquellos que han huido, Mauricio Gómez relata con pesar los horrores vividos durante más de media hora de enfrentamientos. «Echando bala, carros en llamas, las balas impactaban las casas de la comunidad», describe, mientras se resguarda junto a 20 familiares, incluyendo niños, desde hace cinco días.
Actualmente comparten un techo con otras seis familias en una casa prestada, sin tener claro cuándo podrán regresar a sus hogares, a cuidar de sus tierras y animales. Gómez, agricultor de la zona, cuenta cómo tuvo que volver rápidamente al pueblo el jueves pasado para asegurar su hogar ante posibles saqueos, solo para descubrir que el lugar parecía un pueblo abandonado, como si la vida hubiera huido ante la violencia.
Las escaramuzas que han tenido lugar en diversas comunidades alrededor de la presa de la Angostura, cerca de un importante paso irregular de migrantes desde Guatemala, representan el último capítulo de una serie de choques que se extienden por meses en esta región fronteriza. Todo esto es consecuencia de la disputa territorial entre el Cártel de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que luchan por controlar áreas estratégicas para el tráfico de migrantes, armas y drogas.
En medio del caos, Martha, una mujer que llora desconsolada, comparte su experiencia al abandonar su hogar con lanchas a la orilla de la presa, en busca de seguridad. Ahora, duerme en el suelo de una habitación alquilada junto a nueve familiares, dejando atrás casas, animales y todas sus posesiones. «Vivíamos en paz… ¿Quién hubiera anticipado la guerra que se nos avecinaba?», se pregunta angustiada.
Las autoridades de Protección Civil, en un comunicado, informan que están atendiendo a más de 200 desplazados en dos albergues cercanos a Comitán. Sin embargo, los residentes de esta ciudad lamentan la falta de apoyo, a excepción de algunas cobijas proporcionadas por el ejército, según relata Gómez.
Chiapas, sumido en meses de escenas inéditas en la región, experimenta un clima de violencia sin precedentes. Esta semana, cuerpos colgados de puentes y cabezas decapitadas halladas en hieleras han estremecido la tranquilidad de la región. Mientras los asesinatos, extorsiones e intimidaciones se multiplican, la población se ve atrapada en una espiral de miedo y desolación. Videos compartidos en redes sociales muestran a residentes vitoreando a convoyes de pistoleros del Cártel de Sinaloa, así como enfrentamientos entre pobladores y el ejército, dejando en duda si las acciones de los campesinos son por convicción o por puro temor.