La ecografía se basa en los ultrasonidos: ondas mecánicas sonoras de alta frecuencia no audibles por el oído humano. Su frecuencia es a partir de 200 Hz, y las que usamos para el diagnóstico por imagen están entre 2 y 20 MHz.
Cuando mayor es la frecuencia mayor será la resolución de imagen que obtenemos pero menor penetración. Es por eso que los órganos superficiales se exploran con sondas a partir de 10 Mhz y las sondas para explorar el abdomen precisan utilizar frecuencias más bajas 2-6 Mhz.
Uso generalizado de la ecografía
El equipo de ecografía es ampliamente conocido por la población en la actualidad. ¿Quién no ha necesitado una ecografía? Su uso se ha generalizado siendo imprescindible en muchas áreas como la ginecología, el diagnóstico abdominal, la urología, la cardiología, las partes blandas, el sistema muscular, el sistema vascular y por supuesto el estudio de la mama. Es el comodín del diagnóstico por imagen, el fonendo del siglo XXI y por eso su uso ya sobrepasa a los especialistas de diagnóstico por imagen.
En la exploración mediante ecografía el paciente no percibe ninguna molestia.
Las ventajas de esta técnica de imagen son múltiples y esta es la principal razón de la multiplicación exponencial de su uso.
- Los ultrasonidos son ondas inocuas para su uso diagnóstico.
- Sus equipos son relativamente asequibles por lo que son máquinas que se pueden encontrar en muchas de las secciones de un hospital.
- Su manejo es relativamente sencillo, a pesar de que es un estudio operador dependiente donde la pericia del operador es muy importante.
Su mayor inconveniente es la limitación de su profundidad y la dificultad para atravesar espacios con aire, de ahí su limitación en órganos como los intestinos o el estómago y en personas con sobrepeso u obesidad.
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