La CDMX enfrenta un proceso de envejecimiento acelerado y la Secretaría de Salud (Sedesa) sólo cuenta con nueve geriatras para atender a los adultos mayores sin seguridad social.
A través de solicitudes de información pública, la Sedesa informó que, entre su personal, cinco médicos son especialistas en geriatría: tres del Hospital Pediátrico de San Juan de Aragón, uno en el Hospital de Especialidades Belisario Domínguez y uno más del Hospital General Enrique Cabrera.
Se suman tres expertos que dependen de los Servicios de Salud Pública que trabajan en la Clínica de Geriatría en Iztacalco, así como uno más en la Clínica de Odontogeriatría en la Jurisdicción Sanitaria de Iztapalapa.
«Hay una deficiencia muy importante con todo lo que tiene que ver con envejecimiento, no sólo en el campo de la medicina, sino también en lo que es la gerontología global», afirmó José Alberto Ávila Funes, geriatra y académico de la UNAM.
«La falta de recursos humanos para la atención en el campo de la salud de los adultos mayores sigue siendo escasa. Hay una recomendación de que al menos debería haber un geriatra por alrededor de entre 8 mil y 10 mil personas adultas mayores, mientras que en nuestro País existe uno entre cada 30 o 40 mil personas».
Atendiendo recomendaciones internacionales -y con 775 mil personas mayores de 68 años en la CDMX- faltarían, al menos, 78 expertos.
En la Capital, sumando los 35 geriatras que dependen de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (Sibiso), apenas se alcanza la mitad de los requeridos, mientras que a nivel nacional hay 690 especialistas, de acuerdo con el Consejo Mexicano de Geriatría.
Según Ávila Funes, la geriatría se ve como una especialidad que puede ser necesaria pero poco redituable para los estudiantes de medicina.
La doctora Verónica Montes de Oca, coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV) de la UNAM, consideró que la atención del Gobierno capitalino para los adultos mayores son loables, por ejemplo, con la pensión universal.
Sin embargo, añadió la especialista, aún hay pendientes como una perspectiva de género más contundente que vea no sólo a los hombres y mujeres mayores, sino también al grupo LGBT y que se contemplaran los procedimientos de envejecimiento indígena.
