Ambas entidades institucionalizan celebrar consejos fuera de Cataluña
Empiezan a diversificar sus direcciones en otras comunidades
La economía de Cataluña vive en estas últimas semanas sus más duros momentos. Unas 540 empresas de esta comunidad autónoma han decidido cambiar su sede social y fiscal fuera de Cataluña desde el pasado 2 de octubre, justo un día después de celebrarse el referéndum independentista ilegal.
Algunos cálculos apuntan a que este doloroso éxodo empresarial puede suponer la salida también de unos 2.000 millones de euros menos de recaudación fiscal para la Generalitat, al margen de una pérdida de proyección inversora para los empresarios y una imagen muy negativa para los mercados.
Pero como ocurre casi siempre, todo es susceptible de empeorar. Las grandes empresas que han abandonado en los últimos días Cataluña para situar sus domicilios sociales en otras provincias ajenas a esta comunidad autónoma, como CaixaBank o como Banco Sabadell, que han instalado sus cuarteles sociales y fiscales en Valencia y Alicante, respectivamente, o como Gas Natural, que ha llevado su sede social a Madrid, podrían también trasladar sus centros operativos.
Una declaración en firme de la independencia unilateral de Cataluña por parte de Puigdemont en los próximos días supondría toda una provocación que las empresas catalanas no podrían soportar. Llegadas a este extremo su única medida de fuerza para contener el dique independentista sería llevarse también sus sedes operativas fuera.