Por Carlos Barrachina Lisón
El sábado 2 de julio por la noche, el periodista Alfredo Griz, fue levantado del centro de refugio que le tienen otorgado por el mecanismo de protección para personas defensoras de derechos humanos y periodistas en la ciudad de Mérida. Lo dejaron ir más de 24 horas después, en las primeras horas del lunes 4 de julio.
En esas horas, señala Griz en el borrador de la demanda que en las próximas horas entregará el Centro de Atención Integral en Yucatán de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y a la Fiscalía General de la República, fue llevado a una casa a unos veinte minutos del refugio.
Fue golpeado, vestido con ropa interior de mujer, obligado a arrastrarse frente a sus captores, mientras era grabado en video, y finalmente penetrado con un hierro, o el cañón de un arma. Le dijeron que no lo mataban porque no debían calentar la plaza.
¿Qué ha hecho Alfredo para enojar a sicarios supuestamente relacionados con el Cartel Jalisco Nueva Generación? Señalar que se están desplazando a Yucatán y que tienen relación con los contratos de la CFE en la construcción del Tren Maya. Ello lo ha publicado a través del portal de comunicación “Los Ángeles Press” y de sus propias redes sociales.
Los artículos de Alfredo Griz sobre los grupos del crimen organizado se han publicado en redes, desde hace unos años, en el medio AQN Noticias, con la cabecera Despacho 14. El violento oficio de Escribir. También en el Diario Tribuna de Xalapa y más recientemente en Los Ángeles Press.
El 27 de noviembre del 2021, en el Club de Periodistas de México A.C, Alfredo Griz convocó a una rueda de prensa, apoyado por Claudia Martínez Sánchez, directora del Colectivo Nacional Alerta Temprana de Periodistas y Activistas en Derechos Humanos, para señalar que Mara Lezama colaboraba con el Cartel Jalisco Nueva Generación, y que Alfredo había recibido amenazas de muerte.
Ello fue reseñado en varios medios de comunicación nacional, y posteriormente Los Ángeles Press, que el 4 de enero del 2022 publicaba la columna “Periodista denuncia amenazas de alcaldesa de Cancún por revelar corrupción y vínculos con el crimen organizado” https://www.losangelespress.org/periodista-denuncia…/; y el 13 de abril “Quintana Roo: los votos por Mara Lezama los votos por el narcotráfico” https://www.losangelespress.org/quintana-roo-los-votos…/
En relación a los sucesos del levantamiento y violación de Alfredo Griz en Mérida el día 11 de mayo, publicó en Los Ángeles Press la columna “Contratos ficticios, sobrepresiones de CFE y pagos de servicios sexuales con presupuesto del tren maya” https://www.losangelespress.org/contratos-ficticios…/. A pesar de no señalar directamente al CJNG, ese mismo día le colgaron una narco manta en el refugio en el que vive, con una clara advertencia, supuestamente emitida por este grupo delincuencial.
Finalmente el 30 de junio se publicó también en Los Ángeles Press lo que Alfredo Griz considera la segunda entrega de la columna, que lleva por título “El CJNG se desplaza a Yucatán con ejecuciones y cobro de piso a contratistas y trabajadores del tren maya” https://www.losangelespress.org/el-cjng-se-desplaza-a…/.
Unas horas después fue “levantado” y hace un par de días el que escribe estas líneas recibió la llamada de Alfredo, en la que éste se quebró en diferentes ocasiones, y señaló la intención tanto de denunciar, como de dar a conocer los hechos.
En sus palabras, no quiere marcharse ni a otro estado de la república, ni fuera del país. Quiere seguir desarrollando su labor profesional, y no volver a iniciar en otra ocasión. Me comentó que le habían retirado la escolta que tenía por parte de la policía estatal, y que el botón de pánico no le funciona desde hace mes y medio.
¿Qué podemos hacer en estos casos? La condena no es suficiente, porque el peligro es real y se encuentra frente a nosotros. La opción para sobrevivir es el silencio, la prudencia y la autocensura.
Sin embargo, hay muchos comunicadores que siguen queriendo explicar con sus palabras, y desde su punto de vista, lo que sucede en este México convulso y peligroso; y que sin ser héroes no tienen de otra que aceptar los riesgos que ello representa