María Luisa Tomasini, la “abuela de los zapatistas”, falleció a los 97 años en Tapachula, informó su hija, María Eugenia del Sordo Tomasini.
“Estuvo con los zapatistas hasta morir. Apoyó hasta donde pudo y murió convencida de que había que hacer la revolución”, dijo. Agregó que a pesar de que de niña y joven su madre tuvo una vida pequeñoburguesa, se involucró en las luchas de izquierda cuando conoció a la familia de Narciso Bassols, abogado, político e ideólogo mexicano de la época postrevolucionaria, que ocupó los cargos de Secretario de Gobernación y Educación Pública.
Añadió que también viajó a Cuba, donde estuvo con Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, a quien le dio la mano cuando triunfó la revolución de 1959.
Comentó que su madre nació el 7 de abril de 1923 en un ranchito llamado La vega de los gatos, en el municipio de Tapachula, y a los dos o tres años se mudó a la finca denominada Quién sabe, que adquirió su papá, donde pasó su infancia.
A los 13 años, abundó, se fue de Tapachula a la Ciudad de México con su familia y se establecieron en la colonia del Valle. “Ahí tuvo mucho acercamiento con la familia de Narciso Bassols. Fue muy inquieta siempre y por su cuenta empezó a quitarse tapujos y cosas que decía le habían metido en la cabeza; empezó a desaprender, dejó de ser burguesa y se metía por todos lados”.
Del Sordo Tomasini manifestó que cuando el alzamiento armado del EZLN de 1994 su madre vivía en San Cristóbal de Las Casas, y el 9 de junio de 1995 le envió una carta al Subcomandante Insurgente Marcos en la que le proponía ser la abuelita de los zapatistas.
El 18 de junio de ese año, Marcos le respondió en una carta dirigida al periódico Tiempo, de San Cristóbal. El texto es el siguiente:
“A la «Abuela» María Luisa Tomasini
A María Luisa Tomasini:
Periódico Tiempo, San Cristóbal de Las Casas
Abuela:
Recibimos su carta del 9 de junio de 1995. Por supuesto que ha sido aceptada como «abuelita» de todos nosotros. Agradecemos su apoyo. La edad no es impedimento para luchar por la democracia, la libertad y la justicia en el mundo. El único impedimento es la falta de vergüenza y de dignidad. Para estar con nosotros no se necesita ser joven sino ser humano, así que no hay que apenarse por la edad (yo, por ejemplo, tengo ochenta y seis años y ya ve usted, soy más joven que Fidel Velázquez). Después de todo, la edad no es más que un montón de calendarios guardados en la piel… pero no en el corazón.
Vale, abuela. Salud y que las lágrimas sean, un día, motivo de risa.
Desde las montañas del Sureste mexicano
Subcomandante Insurgente Marcos”.
Del Sordo Tomasini dijo que todavía el pasado mes de diciembre, el dirigente zapatista le envió con su hija, el siguiente texto, escrito a mano:
“14/dic/19. Para mi gran abuelita Tomasini. Aun a la distancia en tiempo y geografía, su nieto la extraña, la abraza y la recuerda como siempre, es decir, a nuestro lado”. El texto está firmado por: Subcomandante Insurgente Marcos y Subcomandante Insurgente Galeano.
Señaló que un sobrino de la “abuelita de los zapatistas” imprimió ese texto en una camiseta que le regaló y que usó casi hasta sus últimos días. “La acabaron la tristeza, la soledad y la angustia de ver el mundo como está. Estaba lúcida. Oía las noticias. Tenía mucho coraje. Hace poco todavía cuando le dije: ‘¿qué vamos a hacer?’, ella grito sin pensarlo: ‘¡La revolución!’. Casi fueron sus últimas palabras”.