Como todos ustedes saben, las elecciones presidenciales de 2020 se celebrarán en Estados Unidos el martes 3 de noviembre de este año, y serán la número 59 de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Pero recordemos también que la elección general en noviembre es también una elección indirecta, en la que los votantes votan por una lista de miembros del Colegio Electoral. Estos electores luego eligen directamente al Presidente y al Vicepresidente.
Sin olvidar tampoco que las elecciones presidenciales en Estados Unidos pueden entonces decidirse no por la mayoría del voto popular, como en México, sino por la persona que obtenga la mayoría de votos del Colegio Electoral que suma los votos de los Colegios Electorales de cada Estado de la Unión, lo que puede originar una mayoría distinta a la del voto popular, lo cual ha ocurrido con relativa frecuencia en Estados Unidos; por ejemplo, en la última elección presidencial ganó Hillary Clinton la mayoría del voto popular (por más de tres millones de sufragios), pero la Presidencia fue obtenida en la práctica por Donald Trump, quien obtuvo una clara mayoría en la suma de los votos electorales del total de los Estados de la Unión.
Por supuesto, en Estados Unidos, pero también en México de manera indirecta, han surgido las opiniones más variadas sobre el posible triunfador en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Mencionemos algunas de estas opiniones que parecen particularmente relevantes:
Allan J. Lichtman, profesor de historia de la American University, es considerado el historiador y gurú más acertado en pronosticar con éxito las elecciones estadunidenses desde 1984, salvo las muy controvertidas del 2000, en que Al Gore recibió más votos que George W. Bush —como él había predicho—, pero perdió en el Colegio Electoral luego de que dieran ganador al candidato republicano en Florida. Hace cuatro años, fue uno de los pocos que predijo que Donald Trump le ganaría a Hillary Clinton, y hasta se animó a anticipar que sería sometido a un juicio político. Litchman, junto con el investigador de origen ruso, desarrolló en 1981 un sistema que le permitió pronosticar exitosamente al vencedor de todos los comicios presidenciales desde 1984, con la única excepción de las discutidas del año 2000, en que Al Gore recibió más votos que George W. Bush —como él había predicho—, pero perdió en el Colegio Electoral luego de que dieran ganador al candidato republicano en Florida por alrededor de mil votos.
Por su parte, el cineasta estadunidense Michael Moore, conocido también por su radicalismo (de izquierda) en materia política, afirmó con solemnidad hace unos cuantos días: «Alguien necesita activar la alarma del incendio político ahora», dice Michael Moore.
A pesar de que las encuestas electorales señalan lo contrario, el documentalista estadunidense -uno de los pocos en predecir la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016- ve que el escenario político de EU se está configurando para la reelección del presidente”.
«Te lo advierto con 10 semanas de anticipación. El nivel de entusiasmo de 60 millones de seguidores de Trump es muy alto. El de Joe (Biden), no tanto», escribió en Facebook el cineasta, ganador del Oscar por «Masacre en Columbine».
Las cifras presentadas por las encuestas electorales de 2020 son la base del argumento de Michael Moore ¿Trump o Biden?, siendo éste quien va por delante en los últimos sondeos para las elecciones de Estados Unidos. Desde su punto de vista, los sondeos no reflejan el tamaño del apoyo a Trump, pues considera que no muestran el avance de soporte que está consiguiendo el presidente estadunidense.
En México, por supuesto, ha sido también materia de discusión, inclusive de polémica, el curso y resultado de las elecciones en Estados Unidos, que en ocasiones se han planteado directamente y otras de manera “oblicua”, sobre todo a partir del viaje que realizó a Washington el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Probablemente la más notable argumentación se dio por el ex secretario de Relaciones Exteriores de México Bernardo Sepúlveda, que en una carta abierta al Canciller Marcelo Ebrard, argumentó, entre muchas otras razones, la inconveniencia de la visita en vísperas de las próximas elecciones en Estados Unidos en que la opinión mayoritaria parecía favorecer al partido demócrata, en que no tenía la visita la suficiente calidad protocolaria y de presencia mexicana en Estados Unidos (una simple visita oficial y no de Estado, en que no había un acto de suficiente relevancia internacional, por ejemplo el inicio de la Cuarta Transformación, o la presencia de otro mandatario del continente, por ejemplo Justin Trudeau, en caso de que se hubiera contemplado la iniciación de los trabajos del T-MEC, etc.)
Pero claro, para muchas personas el fondo de la discusión se reduce a la muy alta posibilidad de que el partido demócrata logre el poder en Estados Unidos, por lo cual resultaba grave en sí mismo el hecho de que el Presidente de México hubiera realizado su primer viaje internacional precisamente para visitar al Presidente saliente de Estados Unidos, lo cual haría aún más difíciles nuestras relaciones con Estados Unidos.
Naturalmente que la mayoría de las respuestas a estas preguntas están en el aire, y no conoceremos su contenido sino hasta después del 3 de noviembre del año en curso.