El interés por la conservación “in situ” de la diversidad agrícola, resultado de la confluencia de lo biológico y lo cultural, en particular de las semillas nativas, ha tenido un repunte en los últimos años entre campesinos del mundo, pues los granos están íntimamente relacionados con la soberanía alimentaria y son parte importante de su patrimonio biocultural, de su territorio y de sus derechos elementales.
Esa labor derivó en la publicación del libro “Nuestras semillas, nuestras milpas, nuestros pueblos. Guardianes de las semillas del sur de Yucatán”, de Margarita Rosales González y Gabriela Cervera Arce, el cual fue presentado virtualmente por el canal de la Coordinación Nacional de Antropología en YouTube, como parte de “Contigo en la distancia” de la Secretaría de Cultura.
Para este trabajo, las autoras contaron con la colaboración, en los últimos cuatro años, del colectivo Guardianes de las Semillas y de la organización Misioneros A. C., que ha acompañado el proyecto desde hace 18 años.
Asimismo, explicó que la publicación no solo aborda el tema de las semillas o del maíz en sí, sino también de las milpas y los pueblos, donde destaca la figura de los guardianes, que son una suerte de avanzada de muchas comunidades de la Península y un aliciente para que otras hagan lo que ellos están haciendo.
El antropólogo social comentó que en la actualidad a las milpas se les está dando un nuevo significado, a partir de la premisa de lo que se puede hacer con ellas de cara al futuro, por lo que los involucrados hacen un inventario de las semillas y su diversidad, así como de los cultivos asociados a éstas.
“La milpa es el laboratorio más importante en la domesticación y adaptación mesoamericana de las semillas, cuyos agroecosistemas tienen más de 3,000 años de uso continuo”, afirmó.
Luego destacó el capítulo “De milperos a guardianes: Kanan i’inájo’ob. Hacia la conservación y defensa de las semillas”, en el que integrantes de este colectivo comparten que, además de no abandonar su labor primaria, tienen una nueva forma de aproximación a este proceso, que es la conservación y defensa de las semillas.
El colectivo está conformado por varias comunidades, entre ellas Chacsinkín, Timul, Tahdziú, Xoy, Xbox, Kambul, Sisbic, Dzutoh, Sabacché y Kimbilá.
Idelfonso Yah Alcocer, de Chacsinkín y uno de iniciadores del colectivo, manifestó que el libro es importante para que los jóvenes sepan la importancia de proteger las semillas nativas porque para su comunidad son sagradas, ya que a sus abuelos les merecían respeto, al ser las que dan vida.
“Nos enseñaron a cultivarlas cada año, porque son nuestra vida, la comunidad, el pueblo, por eso no queremos que se pierdan. Como mayas, contar con ellas es un derecho de nuestro pueblo, como también el territorio, pues donde están las semillas está el territorio, están los pueblos; son de todos”.
El libro, dijo, “es una especie de protección para decir que las semillas son de quienes las cultivan y consumen, por ello, es importante que la gente se entere del trabajo que se hace en la península de Yucatán en torno a los granos, porque se trata de un conocimiento sabio sobre una alimentación sana”.
Margarita Rosales González, una de las autoras, expuso que la agroecología sigue siendo un reto, pues se está experimentando con el mejoramiento de las semillas, el uso de los biofertilizantes y el control biológico de plagas, por lo que se tiene que probar pese a sus desafíos.
El libro se puede consultar en la liga https://bit.ly/3vOdouw.
Publicación Yucatán
Margarita Rosales González, investigadora del Centro INAH Yucatán, es una de las autoras del libro sobre las semillas.
Colaboración
Ella expuso que la publicación es como una semilla de ciclo largo, sembrada en 1994, gracias a la gente de Chacsinkín, donde llegó a colaborar, más que a asesorar, en este acompañamiento mutuo de aprendizaje.
Contenido de la obra
“El libro es un registro etnográfico de cómo estas comunidades ven sus semillas y sus variedades, siempre con la idea de que los derechos sobre éstas nacían del y para el pueblo, por lo que decidimos incluir capítulos que narran sobre los mayas antiguos, para que los actuales pudieran reconocerse como herederos de esa gran tradición”.