Pilotos, funcionarias, directoras de prestigiadas organizaciones, mujeres que, pese a desempeñarse en un medio donde prevalecen hombres, han logrado destacar.
Sin embargo, todas tienen una cosa en común, han tenido que soportar comentarios discriminatorios y actitudes machistas a lo largo de su trayectoria.
Claudia de Buen, primera vicepresidenta de la Barra de Abogados, cuenta que como mujer se está sometida a una evaluación constante, desde la forma de expresarse, hasta el cómo vestir.
«Debemos estar peinadas, moderadamente maquilladas, no mucho para parecer zorras, así lo dicen, ni tan poco porque te tachan de hombruna, lesbiana. Zapatillas con tacón, pero no demasiado alto porque también: ‘mírala, viene vestida de qué, quiere conseguir novio, está divorciada, quiere hombre, anda querendona’.
«Vestido o traje sastre formal, con collar y aretes para que seas femenina, pero no tanto, no te exageres. Tienes que vestirte bien para que ellos luzcan a sus mujeres en estos despachazos.
«Cuando una mujer habla en un grupo mayoritariamente de hombres y das una buena idea, todos te dicen: ‘ah, muy bien, quién sigue’, y entonces el tercero toma tu idea y le cambia un poquito y todos: ‘uy, qué bien, se queda’, y tú así de: ‘fue mi idea'», explica.
Sin embargo, la futura presidenta de la Barra, señaló que es necesario no conformarse e ir rompiendo barreras.
«Ser rebeldes, no admitir el estatus quo, no conformarnos con lo que nos dan o lo que nos ofrecen si queremos más.
«Hoy en día cómo podemos ir rompiendo el techo de cristal en una profesión tan machista como en la abogacía. Tenemos que localizar en primer lugar aquellos micromachismos, es esta discriminación sutil que ayuda a perpetuar los roles de género: machismo, violencia suavizada contra las mujeres», expresa durante un foro en el Instituto de Ciencias Penales.
Maribel Cervantes, Secretaria de Seguridad Ciudadana del Edomex, describe una experiencia personal, mientras cursaba la maestría.
«Nos regañaron porque no hicimos bien un trabajo de la escuela y (el profesor) dijo: ‘este trabajo era tan fácil que hasta Maribel lo entendía’. Creo que ahí me di cuenta por primera vez de una agresión tan directa, porque me fui a quejar en mi trabajo con quien me había mandado a la maestría del Cisen; ahí me cayó el veinte por primera vez de la violencia», dice.
La capitana Berenice González, piloto de Black Hawk de la extinta Policía Federal, recuerda las lágrimas que le costó llegar a su puesto.
«Por cada uniforme, lágrimas, por tantísima discriminación que tenía mi equipo, mi fornitura, a la edad de 21, 22 años. Pasaron algunos años y cansada de estar entre hombres buenos y malos, me pase al área aérea… me convertí en piloto aviador de la Policía Federal», relata.