El hallazgo de animales exóticos en las calles del País es muestra de la irresponsabilidad de los dueños, del mal uso de los permisos entregados por la Secretaría del Medio Ambiente y de la falta de inspección sobre su manejo, reconocieron autoridades de la Profepa y especialistas en cuidado de animales.
En lo que va del año, al menos cinco casos de animales exóticos que huyeron de domicilios particulares han movilizado al personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
El 27 de marzo, un mono capuchino desquició Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, luego de que expertos y autoridades cerraran vialidades en un intento fallido por capturarlo.
En Las Choapas, Veracruz, la aparición de un hipopótamo en una laguna artificial el 8 de marzo provocó la movilización de personal de Profepa, que tardó dos semanas para poder trasladarlo a una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) en Orizaba.
Ignacio Millán, subprocurador de Recursos Naturales de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), reconoció que es difícil supervisar la situación en que viven estos animales.
«La Profepa sólo puede hacer inspecciones a domicilios particulares si existe una denuncia ciudadana y una orden de inspección», externó en entrevista.
«Hacemos un llamado a la ciudadanía a efecto de que eviten comprar este tipo de ejemplares. De pequeños son ejemplares de fácil manejo, pero van creciendo y se convierten en un gran problema que abandonan o se les escapan», señaló.
Refirió que cuando los animales se obtienen de Unidades de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre, se entrega a los dueños un chip o anillo con un número que se registra ante Semarnat. Sin embargo, no hay un monitoreo.
Para Paulina Bermúdez, directora de la organización Proyecto Gran Simio, la Secretaría de Medio Ambiente no tiene un control adecuado de los permisos que otorga para la posesión de estos animales.
«De principio a fin hay un mal manejo. Este tipo de especies sólo se pueden tener con un permiso expedido por la Semarnat, y (la dependencia) hace muy mal en darle permisos a cualquiera nada más porque tienen los medios económicos para conseguirlos», criticó.
«Deberían negarles los permisos porque un particular jamás tendrá las condiciones que esos animales necesitan. Por ejemplo, los monos son animales muy sociales que necesitan vivir en grupo».
Para obtener el permiso, explicó, el propietario debe comprobar la legal procedencia del animal, su documentación médica y una carta compromiso de que se encargará del cuidado del ejemplar, entre otros documentos.
Bermúdez aseguró que la ciudadanía necesita de una mejor educación ambiental para comprender que la fauna silvestre no puede ser ocupada como mascotas.
«Aunque el particular debe presentar un plan de manejo del animal, no hay suficiente personal en la dependencia para inspeccionar su implementación», señaló.
La Ley General de Vida Silvestre establece penas cuando hay daños a los animales o no se cuenta con los documentos que comprueben su legal procedencia; no obstante, Bermúdez aseguró que no hay suficientes sanciones contra particulares.
«Es un tema que trasciende a Profepa porque el problema se sale de sus manos. Teniendo tan pocos recursos para inspeccionar circos, zoológicos e instancias que albergan vida silvestre, ¿cómo piensa Semarnat que los particulares cumplirán?», cuestionó.
La experta ejemplificó que el Proyecto Gran Simio presentó seis denuncias ante la Unidad de Delitos Ambientales, donde sólo hay 12 agentes del Ministerio Público para investigar delitos en todo el País.